Son edificios que se encuentran contiguos y son un claro ejemplo de la arquitectura funcionalista, de los años 20.
Estos edificios presentan un estilo neorrenacentista y con un marcado sentido de austeridad. En sus fachadas destacan las líneas rectas que se entorpecen con sobrios balcones. Por el contrario, en el interior, cobra más sentido lo grácil por sus elegantes patios, que se encuentran cubiertos por vidrieras.
La Casa Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo fue construida entre febrero de 1927 y junio de 1928.
A principios de 1926, una serie de concejales constituyeron la Comisión de Estudio Previo para debatir y gestionar todos los aspectos relativos a esta obra. Tras un proceso de selección de Proyectos Técnicos para la construcción de mencionado edificio, el Pleno Municipal decidió adjudicar la realización de la obra a D. José Sánchez Cruz. Éste fue un contratista cordobés afincado en tierras peñarriblenses desde comienzos del siglo XX y protagonista de otras obras importantes de la villa.
El coste de la obra ascendía a ciento setenta y cinco mil pesetas y su plazo de ejecución inicial era de diez meses. Debido al retraso en el abastecimiento del material y a las modificaciones en los planos del nuevo edificio, el plazo se amplió en dos ocasiones hasta fijarse en los dieciséis meses. La supervisión de esta obra fue llevada a cabo por el arquitecto D. Enrique Tienda Pesquero.
El proyecto original recogía que, además de Casa Ayuntamiento, este nuevo edificio albergaría otras dependencias como el Juzgado Municipal, la Casa de Socorro, el Depósito Municipal o la Inspección de Vigilancia.
En el transcurso de la obra, se introdujeron algunas modificaciones sobre el proyecto inicial, con el fin de concederle una mayor vistosidad al mismo. En este sentido, se decidió sustituir los baldosines hidráulicos del vestíbulo de entrada por mármol blanco macael.
Pese a algunas reformas, en la actualidad, su estructura se conserva mayoritariamente. Se trata de un edificio de dos plantas, presentando en su fachada columnas impostadas y prismáticas, coronada por unas cimeras de hitos acabados en forma de esfera, colocados a distancia regular y con un frontón neoclásico en su puerta principal. En el interior, destaca especialmente el patio central de columnas porticadas, con un llamativo zócalo de azulejos propios de la cerámica sevillana y cubierto por una vidriera.